Empezar una empresa en el comedor de tu casa tiene su romanticismo. Quizás no tanto por el hecho en sí, sino porque uno cree que si Bill Gates empezó su imperio en un garaje el tuyo puede empezar en cualquier rincón de la casa. Nosotros la parte romántica ya la cumplimos en su día, ahora vamos a por lo del imperio. Sin prisas.
De momento hemos renovado nuestra oficina. Ya era una oficina “normal”, lo del comedor quedó hace tiempo para las batallitas de afterwork. Pero ahora hemos pasado de “normales” a molones.
Nuestro espacio de trabajo es ahora una larga mesa a campo abierto, sin paredes ni puertas molestas que nos lastren nuestra creatividad. Una mesa sin privilegios, donde todo el mundo tiene el mismo espacio, los mismos derechos y la misma velocidad de fibra. Egalité que dirían los vecinos del norte. Todo muy minimalista y sin rastro de papel, por una mezcla de ecologismo y eficiencia.
Compartimos el local con otras dos empresas del sector, Roldós Media y Comadi, y con ellos también las salas de reuniones, donde ahora sí utilizamos la puerta para tener un poco de privacidad. Eso sí, privacidad de escucha, porque la vista lo ve todo gracias a las paredes transparentes.
El característico verde Houser luce a media pared, y también en el cartel con los logos a la entrada de la calle. Y a la entrada también tenemos un magnífico parking de bicicletas y patinetes que nos acercan a las empresas más cool de Silicon Valley. El imperio queda lejos… pero vamos por buen camino. ¿Nos vienes a visitar?